Extraterrestres

En Villarriba, el pueblo de Tobías, y en sus alrededores, había una histeria colectiva. Todo el mundo decía haber visto platillos volantes y objetos extraños en el cielo. Cualquier luz en el cielo era considerada un OVNI.

Los periodistas de la capital habían venido a entrevistar a algunas personas que contaban cómo, yendo por una carretera de noche, los extraterrestres se habían adueñado de su coche y los habían llevado a su nave espacial.

Una noche iba Tobías conduciendo por una carretera oscura y solitaria, cuandojusto al final de una cuesta muy inclinada, de repente se le paró el coche. Tras intentar arrancar en vano, decidió que lo único que podía hacer era caminar hasta la gasolinera o la casa más próxima y pedir allí ayuda o llamar por teléfono.

Era ya de noche y Tobías estaba muy cansado y medio dormido. Pero antes de empezar a andar vio que un coche subía muy lenta y silenciosamente por la carretera. Tobías le hizo señales para que parase, se acercó a la ventanilla y dijo:

- ¿Me puede llevar, por favor? Se me ha estropeado el coche y estoy muy cansado.

- Pero nadie le contestó. Tan cansado estaba que, sin pensarlo dos veces, se montó en el coche. Su sorpresa fue grande cuando, una vez dentro, vio que en el coche no había nadie. Se asustó tanto, que se le puso la carne de gallina. Rápidamente saltó del coche y en ese momento vio a otro hombre que se disponía a subir a él.

- ¡Yo que usted no lo haría! ¡Corra, corra, rápido; huyamos de aquí, que los extraterrestres han tomado el control del coche! ¡Se mueve solo!

- ¿Solo? – contestó enfadado, el otro hombre -. Soy yo el que lleva media hora empujándolo para subir esta maldita cuesta.

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